Como saben, soy un apologista de lo orgánico, lo natural. Llevar al ser humano al estado puro, a la esencia. Respetar nuestra naturaleza, la naturaleza humana.
Por eso me han preguntado mucho sobre el ayuno. Porque quien se ajusta a este ideal defiende el ayuno… Y en nuestro programa no se aplica esta práctica.
Estamos destinados a pasar largos períodos sin comer. Si pensamos en nuestros antepasados, hace millones de años, pasaban largos periodos sin comer.
Tenemos la capacidad de sobrevivir en estas condiciones. Disponemos de mecanismos metabólicos para gestionar las reservas energéticas.
Lo que pasó con la evolución de la sociedad es que tenemos fácil acceso a los alimentos. No necesitamos buscar comida ni esperar a que se cosechen las cosechas.
Hoy en día tenemos comidas todo el tiempo. Comemos cuando nos apetece, hambre, ansiedad. Porque es una fiesta, porque sí. Siempre que nos apetezca.
Esto va en contra de nuestra naturaleza. Para qué fuimos diseñados. Terminamos creando cierta dependencia energética.
Hay algunas repercusiones desde el punto de vista sanitario. Nuestro metabolismo nunca necesita gastar reservas (o casi nunca). Nuestra capacidad para gestionar la glucosa en sangre y la sensibilidad a la insulina acaba condicionada… También hay consecuencias hormonales asociadas.
Cuando hacemos una dieta de adelgazamiento, necesitamos reducir nuestras reservas de energía, la masa grasa. Entonces tenemos que encontrar una manera de hacer que nuestro cuerpo queme grasa. Y lo logramos con la restricción de fuentes alimentarias de energía inmediata.
Pero, ¿Qué pasa con nuestro hambre?
Si somos energéticamente dependientes de la comida, al retirar estas fuentes de energía, experimentamos fatiga extrema, irritabilidad y hambre. Muy, muy hambriento.
Es una de las razones por las que hacer dieta es difícil.
Por eso, insisto en las comidas frecuentes y en el carácter obligatorio de estas comidas. Porque sé que será útil para controlar el hambre en una etapa temprana.
Además, es mucho más difícil adelgazar, sin dañar la masa magra, cuando pasamos mucho tiempo sin comer.
Estamos desregulados metabolicamente.
Así que primero tenemos que “ordenar la casa” y solo entonces pasamos a “saldar cuentas”.
FIT6 y ayuno
¿Por qué el ayuno intermitente no se aplica al programa de adelgazamiento?
En mi opinión, el ayuno no promueve la pérdida de peso.
Cuando tenemos hambre, perdemos el conocimiento a la hora de comer, lo que significa que comemos mucho más y mucho peor.
Además, en un organismo desregulado, corremos el riesgo de que aumente la asimilación de la comida.
La prioridad es alcanzar la meta, cambiar los hábitos alimenticios, reeducar las papilas gustativas y la mente. Después, eso sí, considerar la aplicación de este tipo de “trucos” para mantener el estado de salud.
Una vez alcanzado el objetivo que nos propusimos, entonces estamos en condiciones de recurrir a estas estrategias para mantener el equilibrio y aprovecharlo.
Mejora la sensibilidad a la insulina, promueve el mantenimiento del peso, promueve un sistema inmunológico más eficaz.